La semana pasada acudimos a la visita al Fondo Antiguo de la Universidad de sevilla, donde Eduardo Peñalver amablemente nos mostró sus instalaciones. En primer lugar pudimos ver la documentación de la sala de investigación, en la que se incluyen los incunables, y el catálogo general de éstos de la Biblioteca Nacional, impreso antes de 1501. Ojeándolo, observamos que aporta información muy abreviada, título, pie de imprenta, fecha y descripción de cada uno de los incunables que allí se sitúan. Por otra parte, también vimos el catálogo de fichas, donde se albergan, entre otros, el catálogo del archivo histórico, de 1601 a 1950. A la derecha de éste está la biblioteca palatina, donde la documentación aparece en formato de microfichas.
Una vez entramos en el fondo en cuestión, primeramente nos explicó la labor que se realiza en el taller de digitalización, incluso una compañera digitalizó un documento para que viéramos el resultado. Los incunables, libros científicos del siglo XVI, e impresos de sucesos, son digitalizados y puestos al servicio de todo usuario que desee tener información sobre ellos (http://fondosdigitales.us.es/)
A continuación, entramos en el propio fondo, que cuenta con 917 volúmenes manuscritos, 8.000 del siglo XVI y una amplísima colección de los siglos XVII y XVIII, y observamos libros de distintas épocas, encuadernaciones (papiro flexible, cartón o cuero sobre cartón, denominada encuadernación española o valenciana), y conservación. Tras ésto se hace muy presente el resultado de las tareas de restauración, que solventan las huellas de insectos que destruyen los documentos, y del paso del tiempo; desgraciadamente las huellas de la censura son irreparables, cosa que también pudimos comprobar. Uno de los volúmenes que me pareció más interesante, de gran tamaño y peso, forma parte de la colección de atlas, seguramente muy usados por comerciantes, aportando la visión que se tenía sobre los distintos países, unos con más acierto que otros. Según nos dijo Eduardo, el coloreado de los mismos se llevó a cabo posteriormente, cosa que pudo aumentar su valor y fomentar su venta.
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